Antigua Pila del Muelle

antigua pila del muelle

Cargadero de mineral de Villaricos

Foto de José Ballestrín Fernández-Corredor / Col. Enrique Fernández Bolea

 

En 1838 acontece el portentoso descubrimiento de un gran filón de galena argentífera (plata y plomo) en Sierra Almagrera. Una modesta formación que se asoma al Mediterráneo a lo largo de nueve kilómetros entre Villaricos y el Pozo del Esparto. Durante décadas se produjo una floreciente actividad minera y metalúrgica, aunque para los inicios del siglo XX las producciones de plata y plomo habían decrecido notablemente al tiempo que se establecía una fructífera extracción de hierro.

A finales del siglo XIX el arqueólogo e ingeniero de minas belga Luis Siret y Cels construyó un ferrocarril de tracción animal (vagonetas tiradas por mulas) que, con un recorrido de tres kilómetros de longitud, transportaba el mineral de hierro desde Herrerías y el Arteal, a los pies de Almagrera, hasta las playas de Villaricos. Impulsado inicialmente por Siret, con posterioridad pasó a propiedad de la francesa Société Minière d’Almagrera, cuya gerencia en España la ostentaba el mencionado ingeniero.

Al principio, el mineral férrico que llegaba a Villaricos se trasladaba a los vapores en gabarras (barcas de gran capacidad) desde pequeños muelles. Desde 1914, con la instalación de la estructura metálica del cargadero fabricado en Marsella, el mineral se conducía en el ferrocarril hasta siete tolvas donde se depositaba y desde ahí una cinta transportadora lo llevaba hasta el final del cargadero en el que una vertedera móvil lo descargaba en las bodegas de barcos de gran tonelaje. Su capacidad de descarga era de 3.000 toneladas de mineral cada diez horas. Esta enorme infraestructura funcionó hasta el cierre definitivo de las explotaciones tras la Guerra Civil, siendo sus últimos propietarios la empresa pública Minas de Almagrera, S. A. (MASA), dependiente del Instituto Nacional de Industria, que lo mantuvo activo hasta 1957. Posteriormente, ya avanzada la década de 1960, se desmanteló, siendo el pilar de mampostería que observamos el único vestigio que nos recuerda su existencia.